En la copa de un vino profundo y oscuro, el Petit Verdot se muestra como un misterio listo para descubrir. Su nombre podría sugerir delicadeza —“pequeño verdor”– pero la realidad es otra: es una uva de carácter intenso, taninos firmes y presencia formidable. Para quienes apenas comienzan a explorar los tintos potentes, el Petit Verdot puede intimidar, pero también fascinar. Con la guía adecuada, se convierte en una aventura sensorial que vale la pena.
Aunque históricamente ha sido más bien un componente de mezclas en la región de Burdeos, hoy el Petit Verdot brilla con luz propia en climas más cálidos, mostrando su personalidad plena cuando alcanza madurez adecuada. En este recorrido, aprenderás qué esperar, cómo disfrutarlo y por qué merece un lugar en tu copa sin temor ni complejidad.
¿Qué hace al Petit Verdot tan especial?
El Petit Verdot tiene una combinación poco común para un tinto: color casi negro-púrpura, aromas florales como violeta y lirio, y frutas negras intensas junto a especias, hierbas secas y roble. En boca, es de cuerpo completo, con taninos firmes y acidez media-alta —lo que le da estructura, profundidad y capacidad de envejecer con gracia.
Su cultivo exige condiciones precisas: maduración tardía, clima cálido y suelo bien drenado. En climas fríos o temporadas cortas, puede quedarse verde y resultar herbáceo. Por eso, si lo pruebas joven, puede parecer “fuerte”, pero con algo de aireado o junto a comida rica, su carácter se vuelve amigable.
Cómo empezar sin miedo
- Sirve entre 15-18 °C, con una copa grande para que crezca en la copa.
- Si el vino es muy joven, “decantalo” unos 20-30 minutos para suavizar los taninos.
- Acompáñalo con platos de sabor medio-alto: carnes rojas, quesos curados, estofados o pastas con salsa intensa. Esto “amortigua” su intensidad y permite disfrutar su fruta y textura.
- Empieza con un vino que tenga Petit Verdot como componente (blend) antes de lanzarte al 100 % varietal —es menos agresivo y más accesible.
Los Petit Verdot de Tacama: carácter, elegancia y profundidad
En los viñedos de Tacama, la Petit Verdot revela su lado más expresivo. Desde el Origen Malbec Petit Verdot, que combina la fuerza de los taninos con aromas a violetas, moras y un sutil toque ahumado, hasta el Triunfo Selección Especial Tannat Petit Verdot, un vino de estructura redonda y notas a pimienta, clavo y regaliz que reflejan la madurez de las uvas cultivadas por más de medio siglo en Ica. Cada botella muestra cómo esta cepa francesa se adapta al sol y al viento del valle, alcanzando un equilibrio entre potencia y elegancia que solo Tacama sabe interpretar.
Una puerta de entrada al Petit Verdot
Para quienes recién comienzan, no es necesario abordar una botella extraordinaria; lo importante es familiarizarse con su estilo. Observa el color profundo, huele la violeta, la mora negra, la pimienta; siente los taninos y después saborea. Pregúntate: ¿qué fruta aparece? ¿Hay hierbas o especias? ¿Los taninos se sienten ásperos o suaves?
Con práctica, reconocerás cuándo un Petit Verdot “funciona” para ti: cuando su fruta está clara, los taninos domados y la copa se convierte en disfrute. No se trata de dominarlo, sino de entenderlo.
Atrévete a probar Petit Verdot con curiosidad, sin temor ni pretensiones: cada copa es una lección amable, una experiencia que trasciende la uva para contar su historia en la tierra, el viñedo y tu paladar.
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