Los vinos espumosos tienen algo de celebración incluso antes de descorcharlos. La promesa de sus burbujas, la frescura que anuncian y la energía que liberan al primer sorbo hacen que sean la compañía perfecta para encuentros especiales: desde cenas elegantes hasta los brindis que cierran un año o abren nuevas etapas. Aunque muchos los ven únicamente como protagonistas del momento del brindis, los expertos coinciden en que los espumosos brillan aún más cuando se maridan con los alimentos correctos.
Según Wine Folly, los vinos espumosos se caracterizan por su alta acidez y frescura, cualidades que les permiten refrescar y limpiar el paladar, además de hacerlos especialmente versátiles para el maridaje. Asimismo, la burbuja fina logra “elevar la percepción aromática y refrescar incluso los platos más complejos”. Por eso, explorarlos en la mesa es abrir un espectro de posibilidades: de lo salado a lo dulce, de lo delicado a lo crujiente, de lo marino a lo festivo.
Maridajes clásicos y exitosos para espumantes: lo que recomiendan los expertos
El primer gran aliado del espumoso es la comida salada. Según las guías de maridaje de Decanter, la combinación entre alimentos salados y vinos de alta acidez, como los espumosos, genera un contraste especialmente placentero, gracias al efecto refrescante de las burbujas. Por eso, aperitivos como aceitunas, frutos secos tostados, quesos frescos y canapés funcionan de inmediato. Pero si hablamos de platos, pocos maridajes son tan reconocidos en el mundo como el espumante con fried chicken: la acidez corta la grasa, las burbujas limpian el paladar y el contraste se vuelve adictivo.
Los mariscos también viven un romance natural con los vinos espumosos. Ostras, conchas de abanico, ceviches suaves, tiraditos y langostinos a la plancha alcanzan una frescura mayor cuando se acompañan con un espumoso bien frío. Según los principios de maridaje utilizados por GuildSomm, los espumantes son aliados ideales de los platos marinos por su capacidad de refrescar el paladar y equilibrar la salinidad.
Para cenas festivas, el espumoso dialoga bien con platos que contienen salsas ligeras o toques cremosos. Pastas con mantequilla, risottos herbales, pescados blancos, pavos glaseados y tablas de quesos suaves forman una armonía elegante. Y si nos movemos al terreno dulce, los espumosos semisecos o ligeramente frutales se lucen con tartaletas de frutas, postres con crema, cheesecake o panetón, siempre privilegiando que el espumoso tenga un dulzor igual o mayor que el postre. En resumen: si el plato tiene frescura, textura crujiente o un toque salado… un espumoso lo va a potenciar.
Los espumosos de Tacama: burbujas que iluminan cualquier celebración
Rosa Salvaje – Extra Brut
El favorito para quienes buscan algo encantador y espontáneo. De burbuja delicada y acidez refrescante, aromas a frambuesa, cereza y flores rojas. Es el aliado perfecto de platos con un toque dulce-salado: glaseados, carnes blancas, jamón ahumado, quesos suaves y postres con frutas rojas. Además, su color rosado aporta un encanto romántico a cualquier celebración.
Orquídea Negra – Brut Blanc de Blancs
Fresco, elegante y floral. Funciona a la perfección con mariscos, tiraditos, sushi, ensaladas de verano y aperitivos salados. Su acidez vibrante lo convierte en un espumante ideal para abrir la mesa.
Magnolia Alba – Semiseco
Un espumoso para quienes buscan frescura luminosa y encanto inmediato. De burbuja fina y acidez amable, revela aromas a pera jugosa, albaricoque y sutiles flores blancas. Es el compañero ideal de momentos ligeros y celebraciones espontáneas, perfecto con bocados dulces-salados, frutas frescas o postres suaves, aportando siempre un toque de alegría delicada a cualquier encuentro.
Con cualquiera de ellos, la mesa festiva adquiere un brillo distinto: uno que comienza en la copa, pero termina en el ambiente que crean sus burbujas.
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