Entre los valles soleados de Ica, la uva blanca Chenin Blanc, originaria del Valle del Loira en Francia, ha encontrado en los viñedos de Tacama un clima y terroir que realzan su frescura y elegancia. Cosechadas a mano de viñedos propios, estas uvas dan vida al Gran Blanco Las Tablas Sauvignon Blanc Chenin, un vino de color amarillo brillante que despliega en nariz aromas a manzana verde, piña y toronja.
En boca, su textura sedosa y los matices de frutos tropicales se equilibran con una acidez vivaz que refresca el paladar, haciendo de cada sorbo una experiencia vibrante y armoniosa. Este vino es ideal para acompañar sushi, sashimi, mariscos frescos o ensaladas ligeras, transformando cada comida en un momento sensorial inolvidable.
El Chenin Blanc en la historia del vino y su llegada a Perú
La uva blanca Chenin Blanc nació en los fértiles valles del Loira, en Francia, donde sus primeros registros datan del siglo IX en la región de Anjou. Su nombre, tomado de la colina de Mont-Chenin en Turena, refleja siglos de tradición y cuidado, consolidándola como una de las variedades más elegantes y apreciadas de la viticultura francesa.
A lo largo de los siglos, la Chenin Blanc ha viajado por el mundo, adaptándose a distintos climas y terroirs, y dejando su huella en cada tierra que la acoge. En el siglo XVII, el navegante Jan van Riebeeck la llevó hasta Sudáfrica, donde, bajo el nombre de “Steen”, se convirtió en la uva blanca más plantada del país, revelando su versatilidad y fuerza.
En Perú, la historia del vino tiene raíces profundas que se remontan al siglo XVI, con la llegada de los conquistadores españoles y sus parras traídas desde Europa. Aunque no hay registros precisos de cuándo la Chenin Blanc llegó al país, es probable que haya sido parte de ese legado vitivinícola que los europeos sembraron en los valles peruanos, incluyendo el valle de Ica.
Hoy, en bodegas como Tacama, la Chenin Blanc encuentra un hogar donde su frescura y delicadeza se expresan plenamente. El Gran Blanco Las Tablas Sauvignon Blanc Chenin es un ejemplo vivo de cómo esta uva, viajera y adaptable, logra capturar la esencia del terroir peruano, ofreciendo aromas y sabores que invitan a un verdadero viaje sensorial.
Lleva a tu mesa la elegancia del Blanc Chenin de Tacama y déjate seducir por este tesoro escondido, perfecto para acompañar comidas ligeras, o simplemente para disfrutar solo, celebrando la magia de este vino.
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