¿Alguna vez has sentido que la vida te da una segunda oportunidad, pero en un lugar completamente inesperado? Esa es exactamente la historia de la uva Malbec en Perú, un relato que Tacama ha escrito a lo largo de décadas en el valle de Ica.
Olvídate de pensar que el Malbec solo es de un país. Piensa en él como un viajero sofisticado que nació en Francia (Cahors) y, contra todo pronóstico, decidió instalarse en la costa peruana para revelarnos una nueva faceta de su personalidad. Tacama no solo cultiva vides, sino que escribe historias. La del Malbec comenzó aquí con una visión pionera: desafiando el desierto al traer esta noble uva, convencidos de que nuestro sol y tierra crearían algo excepcional. Malbec es una reinterpretación única, más fresca, vibrante e íntima que otras versiones. Representa el equilibrio perfecto entre la potencia de un tinto y la elegancia aportada por el terroir de Ica.
Fruta y elegancia, la firma inconfundible de un Malbec
Cuando destapas un Malbec de nuestra línea Origen o Triunfo Selección Especial, estás abriendo un portal sensorial. No solo vas a oler las notas clásicas de ciruela negra, mora y violetas que definen a esta uva. En Ica, este producto se comporta como un amigo de toda la vida: te abraza con calidez, pero te sorprende con un ingenio inesperado, con una acidez fresca y unos taninos redondos.

Un viaje de sabor y raíces: el vino Malbec de Tacama, orgullo de Ica. (Foto: Tacama)
¿Cómo se disfruta un Malbec? Maridajes que cuentan una historia
Con comida que honre su carácter. Vino Malbec es el cómplice ideal para llevar la gastronomía peruana a otro nivel, creando una analogía perfecta entre lo criollo y lo sofisticado. Estás ante un jugoso Lomo Saltado, el ahumado de la carne, la potencia del tomate y la cebolla ¿Necesitas un vino que no se rinda ante tal explosión de sabor? Malbec es la respuesta. Sus taninos suaves y su acidez equilibrada cortan la grasa de la carne sin opacar los sabores, y sus notas frutales se fusionan con la sazón criolla.
Prueba el Malbec de Tacama con un plato fuerte bien aderezado. El vino, con su estructura, eleva la sencillez de los frijoles y el arroz, transformando un plato casero en una experiencia de alta cocina. Es el vino que te enseña que lo mejor de la vida sucede cuando combinamos tradición, pasión y un poco de atrevimiento. ¿Estás listo para darle a tu mesa esa chispa de descubrimiento?







